Blog Amycos

Voluntariado Internacional y Servicio de Voluntariado Europeo

Vivir limpios, vivir sano, vivir bonito, vivir bien

12 noviembre, 2014

Hace ya un mes que llegamos por aquí y era necesario que pasara un tiempo antes de poder escribir bien, un poco más de cerca, un poco más desde dentro, cómo me he sentido por aquí. Saber mejor el funcionamiento del centro de salud y adaptarnos a este nuevo país.

El primer día que llegamos al centro de salud Lucrecia Lindo todo fue impacto, todo era nuevo, distinto a lo visto en España, y en mi cabeza aparecía una frase constantemente: ¿Y si no sabemos hacerlo bien, y si nos viene grande todo esto?. Pero a pesar del desorden que puede parecer desde fuera, cuando comenzamos a trabajar con ellos, a seguir sus recomendaciones, a rotar por todos los servicios que ofrece el centro de salud, y a hablar y hablar con el personal sanitario quedamos gratamente sorprendidas.

Todo estaba muy estructurado, protocolizado y sin duda todos ellos trabajan sin cesar por y para el paciente. A pesar de los escasos recursos con los que cuentan intentan que la sanidad llegue a todo el mundo, que sea pública y gratuita para todos, cosa que muchos de los países que consideramos “desarrollados” no tienen.

Una de las frases que nos dijo el primer día el jefe del servicio de enfermería fue: “personal de salud que no habla, personal de salud que no funciona”, es por ello que nos hemos centrado bastante en dar capacitaciones en el centro de salud mientras los pacientes esperan ser atendidos, sobre temas sanitarios de importancia para el para el país como Dengue, Chikungunya, Vih, Tubeculosis o la importancia de las citologías (Papanicolau).

En las comunidades con las que trabaja Amycos también estamos haciendo capacitaciones sobre la salud sexual y reproductiva ya que uno de los grandes retos y lucha del país es terminar con los embarazos en adolescentes y el consiguiente abandono de la escuela.

Escuchar las dudas y las inquietudes de las mujeres de la comunidad sin duda ha sido una de las cosas que más me ha impresionado. Y siempre de fondo en todas las capacitaciones con ellas, aparecía ese espíritu luchador de la mujer nica que tiene que afrontar situaciones grandes de desigualdad, de tomar las riendas porque tiene un montón de niños (chigüines o pipitos como llaman por acá) a los que cuidar y sacar adelante.

También hemos podido saber un poco el punto de vista de los chavalos haciendo charlas con ellos en la escuela de la comunidad, y entender así algo mejor el por qué de la situación actual.

Los fines de semana viajamos a distintas ciudades para intentar descubrir todos los encantos del país y poder disfrutar y exprimir más todas las caras que presenta. Así hemos conocido la maravillosa isla de Juan venado, con sus playas desérticas y el proyecto de protección a las tortugas que llevan un grupo de nicas, donde nos quedaríamos cortos intentando describir la dedicación y humildad de cada uno de los integrantes.

La sobrecogedora León con su museo de la revolución, guiado por un antiguo guerrillero, con testimonios que atrapan y dan mucho que pensar. Ver y entender un poco mejor la lucha que corre por las venas latinas, y estar frente a una realidad que no deja indiferente a nadie.

Es así como poco a poco, sin darte apenas cuenta el país te va envolviendo, te va haciendo despertar como dicen algunos. Y de pronto un día comienza a cobrar todo más sentido en tu cabeza, empiezas a comprenderlo un poquito más, a sentirlo todo un paso más y no sólo ves la inmensidad del paisaje, el verde tan brillante y salvaje que enamora a cualquiera el primer día que llega.  Es por ello que si te fijas bien, si la miras bien, sólo puedes pensar…¡¡que bonita que sos vos, Nicaragua!!

Irene Ramos

           

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