¡No quiero que se acabe!
7 diciembre, 2018
¡Hola amigos!
La experiencia esta llegando a su fin y la verdad es que casi no paro para poder escribir, pero aun así he sacado un hueco para contaros que tal me ha ido desde la ultima vez que os escribí.
La semana pasada me quedé en la oficina de Anawin para pasar a las planillas todas las medidas que habíamos tomado en Kochimayu y verificar de esta manera que lo realizado en terreno se correspondía con lo planificado y presupuestado. Es una tarea menos interesante estando aquí en Bolivia pero todos los trabajos tienen sus cosas buenas y otras menos buenas que hay que realizar de todas formas.
Por otro lado, el fin de semana lo hicimos un poquito más largo para poder hacer nuestro último viaje. En esta ocasión solo viajamos Karol y yo y fuimos a ver La Paz, Tiwanaku, Copacabana, La Isla del Sol, Coroico y Tocaña. La verdad es que hemos intentado aprovechar todo el tiempo libre que hemos tenido para conocer el país, que además a mi me ha sorprendido gratamente con sus impresionantes paisajes y contrastes entre montaña, selva y desierto, pero aún así se nos queda mucho por ver y en un futuro me encantaría poder volver a este país que en dónde se ha quedado con gran parte de mi corazón.
El lunes estábamos ya de vuelta, con las pilas cargadas y sin más días libres para dedicarnos las próximas dos semanas exclusivamente a trabajar. Por lo que el martes me fui con Rudy, Miriam y Karol a Waijo, una comunidad en la que se va a realizar el sistema de agua potable el próximo año, a realizar un taller con las mujeres para acabar de sacar unos datos para la linea de base. Allí estuvimos muy a gusto haciendo dinámicas con 20 mujeres y algunos niños y además el lugar es increible pues esta ubicado en las faldas de una montaña con mucha vegetación en Morochata. Sin embargo, fue un poco paliza pues fuimos y volvimos el mismo dia y se tarda de 2 a 3 horas desde Cochabamba a Waijo dependiendo del trafico y de los bloqueos.
Al día siguiente me fui con Rolo, Miriam y Rudy hasta Tablamayu pues allí nos teníamos que reunir con los dirigentes de la comunidad y con la empresa constructora para decidir de una vez el numero total de piletas pues no paran de unirse afiliados al comité de agua y había que zanjar ya el numero. También aprovechamos a visitar Kochimayu pues con las lluvias habían habido despendimientos del terreno y habia que verificar que el sistema estaba en perfectas condiciones; además había un comunario que aseguraba que no le llegaba agua a su pileta y se estaba empezando a cabrear pero al ir comprobamos que solo era falta de limpieza de la tuberia de su pileta pues con las lluvias se había entrado barro y hay que realizar un mayor mantenimiento en estas épocas cosa que no debían de haber hecho.
Al acabar el día, mis compañeros de Anawin se fueron y yo me quede en la comunidad hasta hoy viernes para ver con Gary, el arquitecto, las planillas definitivas y que todos estuviésemos de acuerdo en la definitiva. Mis compañeros seguían trabajando en las piletas y ya llevan construidas 48. Reafirmo lo que os dije, que la fase de las piletas es la más enriquecedora, estoy conociendo a muchas familias que nos reciben con los brazos abiertos y hacen que quiera quedarme otros tres meses mas. Además tenemos un nuevo amigo en el pueblo que viene a ver todos los dias, es un perro cachorro que me lo llevaría a España si sus dueños me dejasen.
Ahora me he vuelto a Cochabamba a descansar el fin de semana. Por lo que me despido y hasta la próxima.