Blog Amycos

Voluntariado Internacional y Servicio de Voluntariado Europeo

Mi corazón se queda en Bolivia

14 diciembre, 2018

Al final llegó lo que menos deseaba, el final de la experiencia. Da pena ver que algo que te hace feliz se esté acabando pero antes de las despedidas os contaré mi última semana.

Este fin de semana pasado lo pasamos en Cochabamba, ultimando compras, visitando sitios que nos quedaban por ver… en general exprimiendo el tiempo que nos queda aquí al máximo. Y durante la semana volví a ir a Tablamayu (que después de tres meses me comentan que no se llama así la comunidad, que en realidad se llama Kichka muqu) allí seguimos trabajando en la elaboración de las piletas.

   

También aproveché que era la última semana para disfrutar más tiempo con las personas de la comunidad y en especial con los niños; incluso se animaron a vestirme de cholita para que me terminase de integrar en la comunidad. ¡Qué diferente es trabajar en el pueblo con las familias a trabajar arriba en la obra con el frío y la niebla!

 

    

    

    

Otra cosa de la que he podido disfrutar esta semana ha sido de la promoción de los niños del colegio, pues aquí terminan el curso escolar ahora, que es cuando empieza el verano. En estas comunidades no es lo más común que los niños acaben la secundaria y se gradúen por lo que cuando lo logran los padres lo celebran por todo lo alto; incluso gastándose una gran cantidad de dinero pero es debido a la alegría que tienen por los objetivos logrados de sus hijos. Y nosotros fuimos tan afortunados de ser invitados a una de estas fiestas y poder presenciar toda la celebración de primera mano. Sinceramente a mi me recordaba a una boda, estaba todo decorado con flores, globos, lazos… e incluso  había concierto en directo, cámara y photocall y los regalos para la graduada no se quedaban cortos. Y tanto mis compañeras de aquí  como los de Amycos ya se estarán imaginando que es lo que también había, chicha, guindol, confeti blanco para dar y regalar y mucho baile de zapateo y cumbia boliviana.

   

Y ahora nos queda la peor parte, dos días para despedirnos de todos y de todo lo que nos ha hecho felices durante este tiempo. Quién nos iba a decir que el tiempo pasaría tan rápido, y más cuando los minutos parecían horas cuando llegamos al aeropuerto y esperábamos a que viniesen a buscarnos. A día de hoy solo tengo buenas palabras para describir esta experiencia, esta gran familia que es Anawin junto a la empresa constructora me ha recibido con los brazos abiertos desde el minuto uno y me ha hecho sentirme una más. Además, me ha ayudado a crecer como persona y como profesional, me ha enseñado a mirar más por los demás que por uno mismo . Gracias a ellos también he podido conocer profundamente a este país, su cultura, costumbres y creencias, que si no fuera por esta experiencia nunca hubiese podido conocer.

Antes de venir sabia que un voluntariado es una experiencia de intercambio pero tras estos 3 meses he de decir que he recibido mucho mas de lo que he podido dar, son muchas las personas que he conocido y los grandes momentos de los que he podido aprender y disfrutar. Sólo me queda agradecer a Anawin, Amycos y obviamente a la JCyL como las tres organizaciones que han hecho posible que yo viniese aquí. Pero en especial me gustaría agradecer a varias personas su apoyo, cariño y tiempo dedicado:

-A mis compañeros voluntarios, por hacer la convivencia sencilla y divertida y por todas las risas, discusiones y porque hacen de todo una fantasía.

-A todo el equipo de Anawin, por haberme enseñado tanto y haberme dejado ser participe de todas las actividades y experiencias. Y también a Rolo, que desde el minuto uno ha confiado en mi para cualquier labor y  que nos ha cuidado como un padre.

– Al todo el equipo de la empresa constructora con el que tanto he aprendido y disfrutado. Pero en especial a Gary, que ha hecho de taxista, de profesor y de amigo.

-Y por último y no por ello menos importante, a Rosa y Alessando, que nos han cuidado tanto aquí cuando estuvieron como en la distancia. Pues han estado pendientes en cualquier duda o problema que tuviésemos.

Ha sido un placer poder contaros mis aventuras durante este tiempo y quien sabe con las vueltas que da la vida quizás nos volvamos a leer. Ahora si que si, me despido de esta gran familia para poder ir a ver a la de España ¡Hasta siempre!

 

 

 

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