De retornos va la cosa
1 febrero, 2021
La casa de tierra de Ficana vuelve a la vida después de unas vacaciones navideñas un tanto direrentes. A finales de Diciembre los seis voluntarios que formamos parte del proyecto de Gruca nos planteábamos la posibilidad de no volver a casa por navidad, algo feo si hubiesemos sido turrón, pero que en nuestro caso al ser personas no iba a estar tan mal visto. A final unos decidimos poner rumbo a casa y otros por el contrario quedarse en Italia.
En mi caso decidí desde el primer momento regresar a casa por unas semanas. La principal motivación de volver a casa pese a los posibles escollos era la de recargar pilas en el hogar. Cosa que sin duda he hecho. La navidad siempre es un período familiar, donde te reúnes con amigos que viven en otros países, en este caso yo soy uno de esos. Las navidades tienen un aroma especial y por eso siempre es bueno pasarlas en casa.
Sin embargo estas navidades, al igual que todo este año, han estado marcados por esa realidad a la que he hecho referencia tantas veces en estas publicaciones. La pandemia ha hecho que estas navidades no haya habido las típicas grandes reuniones familiares, las fiestas multitudianrias o los aperitivos en la plaza del pueblo donde no cabe ni un alma. Ni siquiera ha habido campanadas en la puerta del Sol, algo tan típico madrileño y español como el oso y el madroño o unas buenas cañas. Pese a todo cada uno de nosotros pienso que ha hecho lo posible para poder ver aunque sea un momento a sus allegados, amigos o familiares,pienso que de la manera más segura posible, al menos en mi caso. Y es que en navidad hay que verse, aunque sea a dos metros de distancia, en una terraza y con cinco grados centígrados.
Durante las fiestas pude volver a jugar al floorball con mi equipo de toda la vida, hacer una ruta a pie a través de las montañas, compartir recuerdos y botellines con mis mejores amigos o intercambiar regalos con mis padres. Todos esos momentos se vieron culminados con la mayor nevada vista en la historia en la meseta madrileña. Durante casi tres días no paró de nevar. Creo que escuché decir a algún señor bien entrado en años que “ en sus tiempos si que nevaba así”. Parece que el 2021 viene igual de fuerte que el año anterior.
Es por eso que debemos encarar este año de la misma manera, con fuerza y arrojo, con deseo de vivir y llevar a cabo sueños e ideas. La casa de tierra de Ficana en Macerata se ha vuelto a llenar de eso. Ahora mismo casi todos hemos regresado de nuestras vacaciones, llenos de energía y dispuestos a hacer cosas, a aportar y a llevar a cabo nuestros proyectos personales en este nuestro año de voluntariado.
No pocas veces, en los escasos seis siete días que volemos a estar juntos hemos hablado de las ganas que teníamos de volver a Macerata. Veo tanto en mí como en mis compañeras ese espíritu que debe tener todo voluntario a lo largo del mundo. Un espíritu que te motiva y te lleva a dar un paso más, a aportar todas tus energías e ideas en el proyecto del que formas parte.
Es por estas razones que creo que ahora empieza lo bueno, es ahora cuando tras varios meses de acostumbrarnos al lugar y las nuevas compañías podemos empezar a disfrutar de verdad de esta experiencia…si es que no lo habíamos hecho ya!!!
Nos vemos en la siguiente publicación!
Miguel.