Olor a tierra.
3 abril, 2021
El olor a tierra húmeda tiene algo especial, algo que hace que al olerlo te transportes hacia un lugar completamente diferente. Hoy hablaré un poco de eso que lo hace diferente. La mayoría de nosotros hemos crecido rodeados de los olores de la ciudad: el asfalto; el humo de los coches; los restaurantes de comida rápida o simplemente la gente de ciudad. Quizá esto suene extraño, muchos dirían que es raro pensar en los olores de la ciudad. Pero es que cuando lo comparas con el de la tierra húmeda uno nota la diferencia.
Y es que no estoy hablando de cualquier tierra húmeda que uno puede encontrar en un charco abandonado tras una tormenta de otoño en un parque cualquiera de la metrópolis de turno, NO, estoy hablando de la tierra húmeda de un huerto. Tierra húmeda de un campo verde recién regado. Esa tierra es la que casi cada día nos encontramos todos los voluntarios que estamos participantes en este proyecto en el huerto ecológico del Sasso d´Italia, apenas a unos veinte minutos de nuestra casa.
Bajo el mando de Antonietta, una mujer cuya vitalidad rebosa por todos sus poros, dedicamos cuerpo y alma a cuidar de ese pequeño remanso de paz en medio de la ciudad de Macerata. El huerto se encuentra en lo que se podría denominar como el fin de la ciudad, una vez pasado ese límite Macerata acaba. Es el límite donde acaban las carreteras y los coches, donde empieza la tranquilidad y ese olor a tierra húmeda que en las líneas previas intentaba no solo que imaginarais sino que también sintieseis. Espero haberlo conseguido.
En fin, ese olor es único y puedo decir que atrapa. Cuando bajamos las pequeñas escaleras de madera del huerto uno siente que en ese lugar ocurren cosas especiales. Las filas paralelas en las que se agrupan las plantas son de una precisión casi matemática, casi parece que alguien las haya trazado con escuadra y cartabón. Digo casi por que alguna que otra vez se nos ha ido la mano y hemos hecho un agujero dónde no era. Para colmo, el paisaje que se observa desde el huerto parece pintado por el mejor paisajista que la historia del arte puede ofrecer. En esos agujeros es donde suceden las cosas especiales, es ahí dónde se crea la vida. Si, he escrito se crea la vida, como si un de un pasaje biblíco se tratase, y es que así es. En ese huerto no solo se respira tierra húmeda sino que también se respira vida creciendo. Lenta y pausadamente, como todo lo que merece la pena.
Ya hemos probado alguna de las maravillas de ese huerto, recuerdo especialmente como durante todo Octubre estuvimos comiendo judías. Nuestra espera también es lenta y pausada pero a la vez llena de impaciencia. Ninguno de esta casa puede esperara al día en en que nos toque recolectar todo lo sembrado. Menudo banquete nos espera!
Poco más se puede decir de un olor tan especial como ese, quizá solo queda invitar a que cada uno de nosotros lo sienta al menos una vez, porque de veras merece la pena.
Miguel.