Blog Amycos

Voluntariado Internacional y Servicio de Voluntariado Europeo

Un primer gran día

3 marzo, 2021

Sábado.

Cinco de la tarde.

Tres voluntarios.

Dos bolsas de plástico del supermercado y un trineo.

Una huerto lleno de nieve.

Una pendiente.

Una idea.

Estos son los ingredientes básicos de la historia que vengo a contaros hoy. Muchos ya os lo podréis imaginar, y en efecto esto no es ninguna película de esas de gran giro argumental. No. Esta es de las que te sabes el final desde el minuto uno.

Nuestra historia comienza varias horas antes cuando un viernes por la noche la ciudad de Macerata se cubrió de nubes, entonces casi por arte de magia….o de ciencia, el vapor de agua que se encontraba en la atmósfera sufrió una alta deposición concretamente a 0º lo que hizo que se solidificase y comenzara a caer al suelo en forma de cristales fractarios de hielo agrupados en copos.

En otras palabras: comenzó a nevar.

Al principio, aquellos que habíamos visto nieve eramos un poco escépticos y pensábamos que no cuajaría. Sin embargo cuando nos levantamos a la mañana siguiente toda Macerata estaba cubierta de nieve. Era casi como si la tormenta que golpeó Madrid me persiguiese. Es entonces cuando en la casa de Ficana se empiezan a escuchar esos murmullos que indican que algo se esta cociendo. Y es ahí en el momento en el que volvemos al inicio de estas líneas.

Con ímpetu y un arrojo extraordinario nuestra querida voluntaria Mariana, llegada desde el caluroso y poco nevado Portugal, se preparaba bolsa en mano, mirada de convicción y ganas de diversión en lo alto de nuestro pequeño orto. Había encontrado la ruta perfecta para deslizarse cuesta abajo, evitando la compostera, el bambú y esperando aterrizar encima del romero, sobre todo esto último era vital ya que si no le esperaba una dura caída hasta el suelo.

Los demás la mirábamos con expectación vitoreando y animando. Y fue entonces cuando Mariana se lanzó sobre la bolsa. Como si de una campeona olímpica de bosleigh se tratase trazó el descenso sin ningún error, frenando justo antes del

romero. Y después una carcajada. Una carcajada repleta de disfrute y alegría. Por supuesto los que estábamos mirando sentimos una gran envidia y al poco nos estábamos lanzando también nosotros. Estuvimos casi dos horas tirándonos por las cuestas de Ficana con nuestros trineos de plástico improvisados.

Para muchos de nosotros esa no era la primera vez que hacíamos algo parecido, en mayor o menor medida muchos habíamos disfrutado de grandes días de nieve como el que estábamos viviendo. Sin embargo para Mariana ese era su primer gran día de nieve. Y es que ya lo he repetido varias veces a lo largo de estas publicaciones, y que conste que no me cansaré de repetirlo, durante este año todos nosotros viviremos grandes primeros días. Tendremos la oportunidad de vivir nuevas y grandes experiencias como hizo Mariana con la nieve, al menos ese día, si alguna vez llegáis a conocerla, os ruego, preguntadla por Casteluccio y su opinión de las nevadas!

 

Miguel.

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